LA POBREZA COMO SEUDÓNIMO DE AFGANISTÁN

El antiguo Afganistán era uno de los países más prósperos del mundo, debido a su comercio con la gran India, que se extendía hasta Bangladesh y más allá.

En el periodo moderno cuando Afganistán declaró su independencia en el siglo XVIII (1747), mantuvo un régimen monárquico hasta 1973, fecha en la que el último rey fue derrocado. Entre 1973 y 1978, el régimen presente en el país fue la República de Daud. Además, en 1978, con la Revolución de Saur (de inspiración comunista), se determinó la República Democrática de Afganistán. Fue, en dicho momento, cuando se llevó a cabo la intervención de la Unión Soviética en defensa al gobierno comunista, que dio paso a la guerra de Afganistán contra la guerrilla islámica (grupos que recibieron ayuda y dinero de EE. UU., Pakistán, Arabia Saudí y otros países occidentales y musulmanes). Esta guerra afgano-soviética duró diez años, y, para ganarla, Moscú empleó tácticas represivas brutales. Una de las consecuencias de dicho conflicto fue la multitud de pueblos y ciudades destruidos.  Durante la época monárquica y la República de Daud, fue creciendo el sector industrial en un país, principalmente, agrícola y ganadero.  El feudalismo era dominante, la mayoría de los hombres y mujeres eran analfabetos, había escasas industrias y carreteras y la tasa de mortalidad infantil era muy elevada. Con la Revolución de Saur, se inició una reforma agraria para solventar los serios problemas que existían.

Durante la década de 1980, la industria creció y las inversiones en esta aumentaron también. En 1984, se pusieron en funcionamiento un gran número de empresas y, además, en este año, la cosecha superó los índices anteriores a la revolución.


Se fundó la Cámara de Comercio e Industria, para agrupar a los representantes del capital privado. La Unión Soviética intervino ayudando en el sector estatal de la economía, de modo que se crearon un elevado número de empresas que proporcionaban la mayor parte de la producción global, entre ellas destacan las centrales hidroeléctricas y fábricas de fertilizantes y panificadoras.

Varios países hicieron aportaciones para mejorar la economía de Afganistán. Con créditos de Checoslovaquia, se creó una línea de trolebuses en Kabul, se equiparon las minas de hulla y se construyó una fábrica de cemento. Con los de Bulgaria se creó una granja avícola, criaderos de ovejas y de seda y fábricas de ladrillos. Alemania contribuyó en la creación de una central telefónica y en la ampliación del sistema del suministro eléctrico en varias ciudades. Y Hungría construyó una empresa de fármacos.

En los años 80, Afganistán aumenta sus redes comerciales con Japón e India.

En 1985, la guerra civil causó graves daños a la economía afgana. En 1992, se instauró un estado islámico. Desde 1996 hasta 2002 se establecieron los talibanes, movimiento político religioso y organización militar islamista que gobernó el Emirato Islámico de Afganistán, y durante este periodo el nivel de vida cayó de forma drástica, provocando una gran emigración de afganos a Irán.

En la actualidad, el 30% de la población sufre hambre. El país ocupa el tercer lugar del mundo en tasas de mortalidad infantil, la tasa de desempleo puede llegar al 75%, el salario de los funcionarios públicos es muy bajo y durante 16 años no se creó ninguna fábrica.


La economía de este país semiárido, sin salida al mar, es principalmente rural. La producción agrícola es la principal fuente de subsistencia, pero los años de conflicto han frenado el desarrollo de este sector que, también, se ve afectado por desastres naturales y falta de inversiones. La seguridad y el desarrollo siguen siendo un grave problema. La situación de seguridad limita la confianza, la inversión y el crecimiento. Las condiciones climáticas, a su vez, impiden el crecimiento de los cultivos, también afectados por plagas y enfermedades.

Finalmente, se observa que Afganistán pasó de una economía tradicional a una economía de planificación centralizada hasta 2002, cundo fue reemplazada por una economía de libre mercado. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), a partir del 2003, la economía afgana ha presentado un crecimiento, el cual se atribuye a la ayuda internacional y al final de las sequías.


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